OMICRON y las personas mayores en los países de ingresos bajos y medios: actualización 20 de diciembre de 2021

Dec 22, 2021 | All posts, Opinions and contributions, Relevant news and stories

Peter Lloyd-Sherlock, Universidad de East Anglia.
(Los cosignatarios aparecen al final del artículo).

*Traducción de la versión original en inglés de este blog. Los extractos del informe OMS también están traducidos, ya que el informe correspondiente solo se publicó en inglés. [link]

Este artículo se basa en el último informe técnico global de la OMS sobre Omicron, con fecha el 17 de diciembre de 2021 [link]. Intentaremos actualizar este artículo con frecuencia, pero aconsejamos encarecidamente a todos los lectores que consulten la última versión de esta Guía de la OMS, ya que es probable que cambie con el tiempo.

Este artículo recoge una selección de extractos de la Guía de la OMS que consideramos de especial importancia para las personas mayores de los países de ingresos bajos y medios, y ofrece algunos breves comentarios adicionales. Sin embargo, recomendamos encarecidamente a los lectores que consulten el Informe completo de la Guía, que ofrece información mucho más completa y detallada.

 

Estado general global del riesgo de la variante Omicron.

“La amenaza global que supone Omicron depende en gran medida de cuatro cuestiones clave, entre ellas (1) cuán transmisible es la variante; (2) la eficacia de las vacunas y el contagio previo contra la infección, la transmisión, la enfermedad clínica y la muerte; (3) la virulencia de la variante en comparación con otras variantes; y (4) la forma en que las poblaciones entienden estas dinámicas, perciben el riesgo y siguen las medidas de control, incluidas las medidas de salud pública y las medidas sociales. Los consejos de salud pública se basan en la información actual y se adaptarán a medida que surjan más pruebas en torno a esas cuestiones clave.”

Observaciones:

La experiencia con otras variantes de COVID-19 indica que las personas mayores tendrán un riesgo especialmente alto. Hasta que haya evidencia sólida sobre la gravedad de la enfermedad y la letalidad por grupos de edad para entornos nacionales comparables, los gobiernos deberían seguir asumiendo que este es el caso.

Los consejos de salud pública deberían incluir estrategias de comunicación adaptadas a las personas mayores y a otros grupos que tienen acceso limitado a la tecnología digital y un menor conocimiento de la salud.

 

Proteger a las personas mayores de la variante Omicron.

“Se necesitan más datos para comprender el perfil de gravedad y cómo la gravedad se ve afectada por la vacunación y la inmunidad preexistente… A pesar de las incertidumbres, es razonable suponer que las vacunas actualmente disponibles ofrecen cierta protección contra Omicron, particularmente contra la enfermedad grave y la muerte… Las autoridades de salud pública deben intensificar los esfuerzos para acelerar la cobertura de vacunación contra el COVID-19 en todas las poblaciones elegibles, pero con prioridad para las poblaciones de alto riesgo de enfermedad grave que permanecen sin vacunar o que aún no están completamente vacunadas. Entre ellos se encuentran los adultos mayores, los trabajadores de la salud y las personas con afecciones subyacentes que los ponen en riesgo de contraer enfermedades graves y de morir. Delta sigue siendo, por mucho, la variante predominante en todo el mundo contra la que las vacunas son muy eficaces, y es probable que las vacunas tengan cierta eficacia contra Omicron, en particular para la enfermedad grave, incluso si el rendimiento es reducido en comparación con otras variantes.”

Observaciones:

El nacionalismo de la vacuna se refleja en las grandes disparidades en la disponibilidad de la vacuna contra el COVID-19 entre los países más ricos y los más pobres. En igualdad de condiciones, los datos actuales indican que las poblaciones no vacunadas se enfrentan a un riesgo significativamente mayor de síntomas graves, necesidad de atención hospitalaria y mortalidad. Es probable que los impactos de Omicron sean considerablemente mayores en estos países pobres.

La discriminación por edad de las vacunas se refleja en las grandes disparidades entre países en cuanto a la cobertura de vacunas de personas mayores en relación con adultos más jóvenes [link].  En varios países, la cobertura de las personas de 18 a 59 años es mayor que la de las personas mayores de 60 años [link]. El hecho de no llegar a los grupos designados como “población prioritaria” por la OMS aumentará el número de casos graves de Omicron, así como las hospitalizaciones y muertes asociadas.

 

“El uso de mascarillas bien ajustadas, el distanciamiento físico, la ventilación de los espacios interiores, evitar las aglomeraciones, especialmente durante los períodos de vacaciones, y la higiene de las manos siguen siendo fundamentales para reducir la transmisión del SARS-CoV2 con la aparición de la variante Omicron. Se ha reforzado la vigilancia con pruebas rápidas y un seguimiento más estricto de los contactos de los casos sospechosos de estar infectados con una variante preocupante.”

Observaciones:

Las poblaciones de los países de ingresos bajos y medios tienen menos acceso a los EPP y, especialmente en los entornos urbanos abarrotados, menos oportunidades de distanciarse. Esto incluye a las personas mayores, muchas de las cuales siguen trabajando y asistiendo a entornos sanitarios abarrotados. En concreto, el personal y los residentes de las residencias de cuidado a largo plazo siguen teniendo poca o ninguna asistencia de entidades gubernamentales en cuanto a la provisión de pruebas, EPP y materiales de higiene [link].

 

Presión sobre los sistemas de salud y las personas mayores.

“Las hospitalizaciones en el Reino Unido y Sudáfrica siguen aumentando y, dado el rápido incremento de casos, es posible que muchos sistemas de salud se vean rápidamente desbordados… En previsión del aumento de casos de COVID-19 y de la presión asociada al sistema de salud, asegúrese de que existan planes de mitigación para mantener los servicios de salud esenciales y de que se dispone de los recursos sanitarios necesarios para responder a posibles aumentos. Esto incluiría planes de capacidad de aumento para los trabajadores de la salud, así como planes para proporcionar apoyo práctico adicional a los trabajadores de la salud, con especial atención a las necesidades de las madres y las familias monoparentales.”

Comentario.

La presión incontrolable sobre los servicios de salud afectará a personas de todas las edades en todos los países. Sin embargo, es probable que los efectos sobre las personas mayores en los países de ingresos bajos y medios sean especialmente graves. Esto se debe a que (i) los servicios de salud ya son más limitados en relación con las necesidades de la población y (ii) porque las personas mayores requieren más acceso a estos servicios. Una reducción en el acceso a los servicios de salud necesarios es probable que genere muertes adicionales entre las personas mayores por condiciones no relacionadas directamente con la COVID-19.

 

Cosignatarios:

Liat Ayalon, Bar Ilan University.

Mario Barbagallo, University of Palermo.

Jane Barratt, International Federation of Ageing.

Rafael Bengoa, Former Head of Health Systems World Health Organisation; Institute for Health & Strategy, Bilbao.

AB Dey, Venu Geriatric Center.

Jagadish K. Chhetri, Nepalese Society of Gerontology and Geriatrics.

Adelina Comas Herrera, London School of Economics.

Stephen Connor, Worldwide Hospice Palliative Care Alliance.

Nicole Dubuc, Université de Sherbrooke.

Luigi Ferrucci, National Institute of Aging.

Leon Geffen, Samson Institute for Ageing Research.

Adam Gordon, University of Nottingham.

Ishtar Govia, University of the West Indies.

Aravinda Guntupalli, University of Aberdeen.

Hans Hobbelen, Hanze University of Applied Sciences.

Mikel Izquierdo, Public University of Navarra.

Alexandre Kalache, International Longevity Centre Brazil

Arvind Mathur, Indian Society of Geriatrics.

Reshma Merchant, National University of Singapore.

Karl Pillemer, Cornell University.

Jean-Yves Reginster, WHO Collaborating Center for Epidemiology of Musculoskeletal Health and Aging, Liège.

René Rizzoli, University Hospital of Geneva.

Cornel Sieber, Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg.

Alan Sinclair, Kings College London.

Luis Eugenio Souza, Federal University of Bahia.

Camilla Williamson, HelpAge International.

 

Traducción.

Isabella Albarrán Chavez, University of East Anglia.